Las dos acusadas por el asesinato del pequeño Lucio no presenciarán la lectura de la sentencia

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Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez no presenciarán la lectura de la sentencia de este jueves 2, donde el Tribunal de Audiencia de Santa Rosa determinará si son o no culpables de haber abusado sexualmente y haber asesinado a Lucio Dupuy (5 años). El dato fue confirmado a Diario Textual por fuentes cercanas al caso.

La lectura se hará en el Centro Judicial de Santa Rosa. Las imputadas seguirán la audiencia por videollamada desde la penitenciaría de la provincia de San Luis, donde se encuentran detenidas: el Código Penal permite a los imputados asistir o no a la lectura del veredicto.

La fiscalía, al mando de Verónica Ferrero y un equipo de fiscales, y la querella, a cargo de José Mario Aguerrido, pidieron que ambas sean condenadas a prisión perpetua. 

El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa, integrado por la jueza Alejandra Ongaro y los jueces Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora, este jueves informará si las acusadas son “culpables” o “no culpables” del delito de “homicidio calificado y abuso sexual ultrajante”.

La pena no se dará a conocer el jueves, sino en una audiencia posterior. De todas maneras, si el tribunal acepta los argumentos de los fiscales, la única que les corresponderá a las acusadas es la de prisión perpetua, lo que hará irrelevante la segunda parte del juicio de cesura.

El juicio se desarrolló a puertas cerradas ya que la víctima era menor de edad y se debatió un delito contra la integridad sexual. Comenzó el 10 de noviembre y concurrieron a declarar 70 testigos.

En su alegato de cierre, en diciembre pasado, la fiscala Verónica Ferrero dio por probado que el 26 de noviembre de 2021 las acusadas “agredieron físicamente” y “en forma conjunta” a Lucio entre las 17.32 y las 19.40, lo que le generó múltiples lesiones. Y agregó que esas lesiones le provocaron la muerte luego de un período de agonía.

Ferrero, basándose en la autopsia del médico Juan Carlos Toulousse, habló de un maltrato físico continuo -aludió a lesiones de vieja data- y consideró que también quedaron acreditados los abusos sexuales en reiteradas ocasiones.

Por eso, en los alegatos, la fiscala acusó a Espósito Valenti y a Páez del homicidio y del abuso sexual. Lo mismo requirió la querella.

En el caso de la fiscalía, sostuvo que está el agravante de la alevosía, del ensañamiento y, en el caso de la madre, del vínculo. La querella, a esos tres, le agregó el agravante de “odio de género”.

Sin embargo, por el crimen solo se autoincriminó Abigail Páez: dijo que lo golpeó, luego de que se mandara “un moco”. En tanto, la madre dijo que, cuando se retiró de departamento a su trabajo, lo dejó con vida.

A su turno, el defensor oficial Pablo De Biasi pidió la absolución de Magdalena Espósito Valenti. Dijo que no lo asesinó ni lo abusó. Aseguró, en los alegatos de hace poco mas de un mes, que “en el lugar de los hechos hubo una persona y no dos” y descartó la coautoría del homicidio. “La única testigo fue Abigail”, acotó. También descartó cualquier responsabilidad de la madre por omisión. En forma subsidiaria planteó que, si fuera hallada culpable, solo podría imputársele una conducta preterintencional.

Por otro lado, manifestó que la fiscalía y la querella efectuaron “muchos recortes” a los hechos para encuadrarlos en sus teorías y agregó que durante el proceso se diluyó la responsabilidad del padre en el cuidado de Lucio.

Los fiscales y la querella, para determinar la mecánica del asesinato, la data de la muerte y la ubicación de las imputadas en el accionar, se apoyaron fundamentalmente en el informe del médico forense Juan Carlos Toulousse, quien realizó el estudio del cuerpo de Lucio.

Según se supo, Toulousse reafirmó que el niño falleció a causa de una “feroz golpiza” y que presentaba lesiones en varias partes del cuerpo, como quemaduras y mordidas.

También dijo que había sido víctima de abusos sexuales “recientes y de vieja data” y que presentaba “un fuerte golpe que le afectaba la cadera, el glúteo y la pierna, con una data de 7 a 8 días”.

Además, Lucio tenía la suela de una zapatilla marcada en la espalda. Gracias a una pericia scopométrica, se determinó que el calzado le pertenecía a Abigail Páez.